Muchas
veces hemos escuchado que las personas mayores no mantienen relaciones
sexuales, carecen de apetito sexual y otras tantas cosas que no dejan de ser
más que mitos con los que hay que
acabar. Cierto es que las relaciones sexuales se viven de modo diferente en las
distintas etapas de la vida, pero de lo que no cabe duda es de que el modo en
que las vivamos influyen en nuestra salud y felicidad. El campo de la
sexualidad no se limita sólo a la genitalidad, sino que se extiende más allá,
llegando al afecto, el deseo, la pasión. En muchas ocasiones los prejuicios
vienen dados por las propias personas mayores llegando, incluso, a sentir
vergüenza, ¿a caso el sexo es sólo cosa de jóvenes? La respuesta es un rotundo
no, el sexo no tiene edad.
Con
los años vamos teniendo ciertas limitaciones fisiológicas que para nada nos
limitan por sí solas a disfrutar con la pareja y que, con los medios adecuados,
pueden solventarse. Algunos de los cambios más frecuentes en el cuerpo son, en
el caso de los hombres, respuesta más lenta a la excitación y cambios en la
sensación de la eyaculación. En el caso de las mujeres, aparecen sequedad
vaginal, excitación más lenta y cambios en la elasticidad de la vagina. La mayoría
de estos cambios pueden ser compensados con mayor tiempo de caricias, buscando
nuevos estímulos, geles o cremas lubricantes y, en su caso, algún medicamento (siempre con
prescripción médica).
Una
recomendación es, siempre que lo
estime oportuno, consultar con un profesional que pueda ayudarle y orientarle.
Con la edad no se extingue el deseo sexual, solo disminuye su frecuencia.
“Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer
una cosa,
procuro
hacerla enseguida”
Pablo Ruiz Picasso
No hay comentarios:
Publicar un comentario